jueves, 18 de septiembre de 2014

ocio a la Parrilla



Lo cierto es que veo el cielo lleno de humo de  carbón y siento olor a carne. Me fastidia. Los periodistas hacen notas que dan cuenta de una crisis irreversible de la educación, la comunicación, y el absurdo que tiene en si mismo justificar el sentido de la vida a costa de un trabajo y una remuneración.

¿Salió de vacaciones?
¿Quiere descansar?
¿Disfrutando el 18 entonces, en familia?
Claro, disfrutándolo.
¿Y el domingo de regreso no muy tarde para que no tenga taco no?
Si tempranito, el lunes como lechuga.
Bueno con algo más de talento, un “litle Nicanor”. 
Lo cierto es que esta fecha representa una oportunidad irrenunciable para este blok.
¿Qué sentido tiene la trama de nuestra vida, sacando todo el inmenso escenario de ofertas profundamente promovidas y justificadas en cosas tan sencillas y poco aterrizadas como el cumpleaños de la patria?

No sería mejor realizar una clase abierta de historia de chile en las plazas de nuestras comunas. No sería mejor brindarles un momento de luz a nuestros profesores de historia. No sería más interesante que el ministerio de educación se conectará con el de cultura y realizarán una exposición de la historia de la celebración en chile.
En fin.
¿Que nos deja, además de muertos animales  y humanos, este periodo de tiempo no productivo?

Lo que más me motiva es llegar a ese punto. El ocio.

 Este concepto debería revelarnos el misterioso ser que somos y no lanzarnos al consumo ansioso. El ocio es dinero que se pierde, es identidad que se observa, es habilidad negada que se despliega. Es descanso activo, afecto.
El ocio es un atentado contra el productor que hemos diseñado forzosamente para dejar al hombre con sus pensamientos libres ahí dibujando en el derroche del tiempo. El hombre que redescubre el lenguaje y se hace conciente del entorno, se cuida y cuida su lugar confortable ahora. El descanso y el deliberado tiempo para acudir a las necesidades genuinas.
 ¿Cuáles serían?

Generar preguntas, perdonar, y relanzarse al espacio (hogar, cuarto, plaza, calle  playa) sin miedo a perder. 

Bailar, cantar, pintar, escribir, componer, actuar y registrar.

Feliz 18 de septiembre: no a la guerra, no a la automutilación, no al despach en directo, si a la acción conciente, como una cadena que no termina,  y termina por volver en forma afectiva hacia nosotros.

Así como promueven el miedo, promueven la acción para olvidar y volver a tener miedo. Un círculo perfecto.

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