sábado, 13 de septiembre de 2014

El Secreto de Hugo…el secreto de Llao



Es un honor y homenaje escribir este apunte para un ser tan especial. Intentaré dar cuenta de un procedimiento del cual me siento parte:

Recuerdo en el 2003-2004, haber rondado la ladera de cerro San Cristóbal, con un par de perros, y un amigo pintor. Podíamos caminar en silencio, tirarle la pelota al perro, mirar el cielo, devolvernos y continuar. La maravillosa idea de estar en un departamento que colinda con el cerro, la maravillosa idea de salir, compartir las impresiones más diversas acerca de la vida, “la pega” y el arte.  De esa caminata constante, surgió mi primera obra: “Movimiento rápido del ojo”. Pero quizá más importante, entender la interminable conexión entre la vivencia y la obra de un artista. Como  si la obra ya hecha acudiera a ti, en momentos tan simples, poco inspirados. Como si la gran obra se revelara en el rudimentario hecho cotidiano. 

“Vagar perdido en lugares abandonados por el interés común, abandonados por la cultura, abandonados por la percepción”

La obra de Pablo Llao "El secrerto de Hugo" es una oda  al ocio, esa palabra que suena de una manera peyorativa para muchos, pero que encierra un secreto: la opción de dejarse estar y transitar sin dañar, cómo trazo sensitivo, como observador aliviado en el re-descubrimiento de una grieta que alivia y posibilita.

No puedo dejar de pensar en el señor  Hopper y sus paisajes como referente. Como la constatación de dos mundos que coexisten y se invaden, se fastidian y se posibilitan la mirada mutua. Llao recoge en su recorrido la coexistencia con el otro (mundo, persona y cosa) como suyo. Con sus tonos contrastados, la superficie recogida de ahí mismo, con el objeto encontrado, como un pensamiento que se poza en la obra ya escrita.

Lo que descubre en su tránsito por el cerro “San Cristóbal”, que en su contrasentido invade ahora la ciudad, a tal grado de llenarlo de túneles, lo deja capturado. Lo cita una y otra vez, lo hace mirarse, como vagabundo del tiempo productivo y lo provee de inspiración para refaccionar y re-confeccionar (ready made) su historia artística reciente, recipiente de soledades y compañías perrunas, de constantes cigarros y cafés. Una vista interminable horizontalmente a la ciudad y a sí mismo.

Llao mira lo que otro no ve, y le da un carácter misterioso, que se jacta poéticamente de la experiencia de convivir en el mundo (académico)  y en le reprobado mundo del ocio.

La bitácora de Hugo, la bitácora de Llao, “El Secreto de Hugo”, un diario de vida visual, dónde convive un anhelo rupturista con su obra y el inspirador ocio: su mágico poder sensible. Caminar muchas veces cansado, movido por las necesidades "perrunas", movido por las necesidad de espacio personal-espiritual, conmovido con la injusticia más básica, “levantando polvo” y recordando su infancia en Parral, maravillado con el cerro como niño, en fin, pensándose como uno más. Como Hugo.

¿No sería el ocio parte fundamental para reinventarnos como sociedad, como individuo, como ser en el mundo ?
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario