Mientras 33 hombres suben por fin, ya que estar encerrado a 700 metros es sin dudas un problema trágico, la imagen del poder ejecutivo se pone a disposición, hora tras hora. No son ellos es él, el hombre sprite, la imagen es todo, así lo entienden los periodistas (que sucumben en el peor periodo de la comunicación, ya que por tratar de comunicar idiotizan: homogeneidad, cotidianidad y trivialidad) los principales animadores de la fiesta del rescate heroico y el mosaico mítico mágico del país que se pone a prueba en el bicentenario. Que mejor. Una narrativa de personas humildes a la par con un señor terrateniente y sus ministros ansiosos de demostrar sus capacidades y eficacias, al servicio de un conflicto sensible, humano, del trabajador. El que entrega su vida por vivir, el esclavo asumido en la narrativa de la cultura capitalista.
No dejemos de ver lo que hay que ver, no dejemos de apagar lo que hay que apagar, disfrutemos la sobrevivencia
de esos 33 y apoyémoslos para que puedan vivir en paz.
No pudo con ellos la mala condición de su lugar de trabajo.
Que no pueda con ellos el pago pomposo a la negligencia legislativa laboral,
los documentales, las historias y los flasches
Dejémoslos en paz, dejémoslos en paz
Y agradezcamos por ellos como unos hermanos
Respetando el tan anhelado espacio vital
Respira por siempre minero
Y no el plomo de la imagen
y no el plomo de los planes para perpetuar y gobernar
Que no te encierre el poder de los medios
Paga, brilla y succiona.
