sábado, 18 de octubre de 2014

Dual montaje disidente



No pretensiones, no lujos. Nada de estructuras. Permitirse el ejercicio creativo y punto. Un director confiado en el dialogo de sus intérpretes, dispuesto a acoger dudas de un proceso marcado por los obstáculos de tiempo, trabajo e impresiones sobre el que hacer inmediato.

El contraste como dualidad, la dualidad como contraste. Percepciones sometidas a las normas del no espectáculo como espectáculo. La pregunta por la necesidad de seguir guiados por aquello que se denomina como tal.

El sonido en vivo de una escena musical nacional devastada, el cansancio del “artista” empujado a la sensatez inexistente en el entorno inmediato (en gran parte). La violencia: palabra, indicación o instrucción, como impulso disidente. La necesidad de juntarse a leer textos y establecer una conversación que se permita divagar. La pregunta por la danza, como disciplina multidireccional. El cuerpo en escena, su sonido, su accionar liberado de las presiones de mercado.

Dual es un dúo sin lógica de catálogo, es un proceso de empujes tenaces que buscan su sobrevivencia en las sombras del intérprete dispuesto a entregar lo necesario para no faltarse a sí mismo. Verdad caótica quizá. No. En realidad es un proceso que empuja a los intérpretes a resolver y volver con preguntas sobre un tejido, que desde lo biográfico, se entrelaza a la cultura de lo escénico actual, con reparos, dudas e incomodidad.

Vocabularios diversos dispuestos en el escenario, fragmentos que constituyen un mundo de fragmentos indiferentes en apariencia. Lógicas crispadas por la ruptura que solo la improvisación puede entregarle al ejecutor. El azar como engrudo de un proceso, que no se queja de la carencia y la incluye como texto.



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